El año más atípico de la historia: 2020

Hace 365 días muchos de nosotros nos preparábamos para dar gracias al año viejo (2019) y gustosos dábamos la bienvenida a un nuevo año (2020); lleno de ilusiones, expectativas, deseos; incluso con la lista de los nuevos propósitos escrita con puño y letra para no olvidar ningún detalle. Pronto, tras tan solo dos meses transcurridos del año 2020, poco a poco algunos de esos propósitos se fueron desmoronando ¿lo recuerdas?.

Hagamos un resumen del 2020. Algunos perdieron su trabajo, mientras otros fueron contratados; otros más perdieron su negocio, al mismo tiempo que otros emprendieron proyectos que quizá no habrían imaginado; unos cuantos más perdieron familiares o amigos; cuando otros cargaron en sus manos a un recién nacido;  algunos adquirieron el virus (covid -19) y son testigos de que es una enfermedad que te hace sentir la “muerte”, mientras otros adquirieron el virus (covid -19) y ya no están para contarnos como la pasaron.

¿Cuántos de nosotros aprendimos a trabajar desde casa?; ¿o preferimos divorciarnos?; ¿quizá nos aventuramos al amor online? ¿en cuántos webinars nacionales o internacionales hemos estado?; ¿quiénes aprendieron a cocinar y descubrieron que tienen buen sazón?.

Y quizá la pregunta que me parece más importante: con tanta información de que las muertes por covid van en aumento, que no termina el cierre de empresas, que el semáforo está cada día más lejos de volver al “verde”… ¿tú qué estás haciendo para seguir motivado?. 

Como diría el Psicólogo Abraham Maslow, recordemos que la motivación son esas ganas, que hacen que nos movamos, busquemos, preguntemos, analicemos, indaguemos, en otras palabras, la motivación es la fuerza de voluntad que interviene en el logro de nuestros objetivos.

El tema es que la motivación puede ser intrínseca y/o extrínseca; y es que no hay una receta para conservarla. Así como hoy te levantas lleno de energía, haces ejercicio, te preparas tus alimentos, te bañas, te arreglas, sales al trabajo, das lo mejor de ti, saludas a todo el mundo, y llegas a casa aún con ánimos de ver una película con tu familia; al día siguiente puede que no quieras ni salir de la cama.

2020 ha sido el año con más aprendizajes a nivel mundial; literalmente como en las películas donde el “mundo se acaba”, hubo momentos donde las noticias eran las mismas en cualquier parte del planeta. Todos sin excepción, éramos testigos de la misma realidad. Realidad, que sin duda es vista con múltiples perspectivas. Y eso cómo por qué, simple, cada cabeza es un mundo. Cada persona, familia, negocio, empresa, pareja, tiene maneras distintas de enfrentar las adversidades.

Pero me parece que volvemos a la pregunta que ya hacía hace un momento, ¿tú qué estás haciendo para seguir motivado?.

Si pensaste que te daría la respuesta, lamento decirte que no. No puedo darte algo que depende de tus deseos, necesidades, metas, sueños, angustias, miedos, inquietudes y todo aquello que puede hacer que decidas moverte o no moverte.

El año más atípico de la historia es 2020 no porque nos invadió un virus (las pandemias no son nuevas), sino porque provocó en la mayoría de nosotros enfrentarnos a lo desconocido. Y todo aquello que es desconocido usualmente implica un cambio, el cual de primera instancia es rechazado.

Lo anterior es como lo que pasa en la empresas, cuando se requiere hacer alguna modificación de estructura, procesos, políticas,etc., que implican nuevas formas de operar, pero que no son aceptadas de la noche a la mañana. Sin embargo, gracias a la rama conocida como Desarrollo Organizacional estos cambios se consiguen trazando un plan de acción.

Según Kurt Lewin, el proceso de cambio implica tres etapas: descongelamiento, movimiento y congelamiento.Te explico cómo podríamos traducirlo a nuestras vidas: Cuando comenzó la pandemia entramos en una primer etapa de “descongelamiento”, es decir que después de sentimos insatisfechos o tristes por ser despedidos a causa de la contingencia o de rechazar la idea de trabajar desde casa; poco a poco tomamos conciencia de que la decisión de “quedarnos en casa” era irrevocable y no había marcha atrás, así que fue momento de poner las “cartas sobre la mesa” y aceptar que los hábitos, costumbres, pensamientos, formas de hacer y deshacer tendrían que se reemplazados.

Es así que luego pasamos a la segunda etapa “movimiento”, empezamos a hacer video llamadas con más frecuencia en lugar de visitar a nuestros familiares o amigos, adaptamos un espacio en casa para poder trabajar, aceptamos la idea de ver una obra de teatro desde casa, pero claro todo ese “movimiento” implicó riñas con la familia o los compañeros de trabajo, días en que era mejor quedarse todo el día en pijama o estar molestos por perder la oportunidad de entrar a una empresa porque no fue posible hacer la entrevista online. Pero de alguna u otra manera las nuevas formas de hacer nuestra vida comenzaban a hacerse un hábito y poco a poco les veíamos el lado amable, así como los beneficios.

Y finalmente en la tercer etapa conocida como “congelamiento”, la teoría dice que estamos listos para aceptar las nuevas maneras de trabajar, convivir, si salimos de casa portamos nuestro cubrebocas (y de ser posible traemos nuestro gel y atomizador con alcohol), además le hemos agarrado el gusto a las llamadas por “zoom”, si tenemos un antojo lo pedimos por alguna aplicación como “uber eats” o “didi”, incluso el súper nos parece conveniente hacerlo en línea y que nos llegue a casa. Y lo que en su momento provocó esta revolución “la contingencia” dejó de ser el tema principal y podemos charlar horas y horas de otros temas. Pero como decía, eso dice la teoría sobre el “congelamiento”, lo cual considero está aún en proceso. De hecho, hay aún bastantes personas que siguen atoradas en la primera etapa y siguen aferradas a que esto nunca debió pasar.

En fin, ¿cómo es que se relacionan las etapas del proceso de cambio de Kurt con la motivación de la que habla Maslow?. Pues que con fuerza de voluntad, podrás iniciar el proceso de descongelamiento, tiraras a la basura las ideas que no te sirvan, desaprenderas hábitos, ideologías, o sea, dejarás de quejarte de todo  lo que no te gusta y aceptarás lo que “hay”. Cuando estés haciendo cambios te darás cuenta de los aprendizajes que ha dejado en ti el 2020, y una vez adaptado y convencido de lo nuevo, te faltarán hojas para redactar cuán agradecido estás por las experiencias de tu año 2020.

Mis mejores deseos para ti y tu familia. ¡Te deseo un extraordinario inicio de año 2021!

Joanna Galván, Project Manager Human Potential Solutions